El Doble en la Literatura
Julia Nina Fazio
5to AÑO
Literatura
NES secundaria
En este informe se mostrara cómo se
manifiestan los conceptos de: identidad, doble, desdoblamiento, ajenidad y
otredad, en los diferentes textos literarios trabajados en clase.
En primer lugar, podemos empezar
definiendo la otredad como lo absolutamente desconocido que, por lo tanto se le
teme. En “El Diario de Colón”, de Colón y “El Planeta de la aventura I”, de
Vance este se puede ver reflejado.
En el primer texto, se habla de cuando
Colón en 1942 llego a América, un lugar totalmente desconocido para todos los
españoles hasta ese entonces. La otredad se puede ver reflejada en la siguiente
cita textual: “…“Yo, placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi
partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar. Ninguna bestia de
ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla."[1]
Todas son palabras del Almirante. Se puede ver claramente el desprecio que le
tiene Colón a los nativos. Se puede ver el miedo que le tienen los españoles por
el hecho de no tener rasgos ni creencias
similares a ellos y es por eso que deben educarlos.
En el segundo texto, “El Planeta de la
aventura I” los tripulantes de la nave no conocían el planeta y subestimaron a él y a sus habitantes. “… el planeta
era algo mayor que la tierra, rodeado por un par de pequeñas lunas de rápidas
órbitas. Una estrella K2 casi
típica, un planeta sin nada digno de mencionar”.[2]
Otra vez la otredad se hace presente, el no conocer y menospreciar algo refleja
el sentimiento por lo absolutamente otro. En ambos casos, el otro debe ser como
yo: Colón los “educara” porque los considera animales, mientras que el planeta
desconocido eliminará a los terrícolas antes de intentar siquiera conocerlos.
En segundo lugar, “Axolotl” de Cortázar
en el que el hombre se siente completamente ajeno a sí mismo, al no saber cómo
reaccionar y no reconocerse manifiesta la ajenidad: “…Sin transición, sin
sorpresa, vi mi cara contra el vidrio, en vez del axolotl vi mi cara contra el
vidrio, la vi fuera del acuario, la vi del otro lado del vidrio. Entonces mi
cara se apartó y yo comprendí.”[3] El
hombre no comprendía quién era hasta que entendió, esta situación era
totalmente ajena a él.
Por su parte, en la obra “La
metamorfosis”, de Kafka también se manifiesta la ajenidad ya que el protagonista
descubre su nueva forma al punto de vista de no poder controlar su propio
cuerpo: “…“Lo mejor que puedo hacer es dormir un poco más y olvidar esta
locura”, pensó; pero le resultó imposible llevar a cabo su propósito, porque
estaba habituado a dormir sobre el lado derecho, un movimiento de balanceo lo
llevaba a quedar siempre de espaldas.”[4] Acá
se muestra claramente el descubrimiento de lo otro en sí mismo.
Por otro lado tenemos el concepto de la duplicación,
que es el doble, “el otro yo” que se puede ver muy bien reflejado en el caso de
“El retrato de Dorian Grey”, de Wilde que cuenta que el protagonista, luego de
ser retratado por un artista, desea tener siempre la edad que tenía en el
cuadro y a medida que va pasando el tiempo el retrato empieza a envejecer por él
y el sentimiento de asco lleva a que termine “matando” al cuadro, pero en
realidad lo que hace es quitarse la vida a el mismo. “…y allí, en pie frente al
retrato obra de Basil Hallward, con un espejo en la mano, miraba
alternativamente el rostro perverso y envejecido del lienzo y la faz joven y
hermosa que le sonreía desde el cristal.” “…de pronto sintió asco de su
belleza, y arrojando a tierra el espejo, lo desmenuzó en añicos de cristal y
plata bajo sus talones. Su belleza había sido lo que arruinara su vida”.[5]
Podemos también mencionar el poema “Al
espejo”, de Borges. En este se puede ver como la idea de la repetición es
molesta y el/la protagonista pregunta por qué lo copia.
“… ¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?”[6]
No es el caso del doppelgänger, que se
trata de gemelos idénticos en el que no se puede reconocer la diferencia entre
ambos, ya que son completamente iguales, como sucede en “William Wilson”, de
Poe: “…su máscara y su capa yacían en el suelo, donde las había arrojado. Cada
hebra de su ropa, cada línea de los marcados y singulares rasgos de su cara
¡eran idénticos a los míos! Era Wilson. Pero ya no se expresaba en susurros y
hubiera podido imaginar que era yo.”[7]
Ya finalizando se encuentra el
desdoblamiento: cuando la dualidad se manifiesta en un solo ser, cuando dos
personalidades o encarnaciones coexisten en un mismo individuo. Este puede
tener relación con el bien o con el mal y hasta con la mezcla hombre-animal.
Este se puede observar en “El mito de andrógino”, de Platón. Un ser es separado
físicamente y, como deber o meta, debe encontrar a su otra mitad. “…cuando se
tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, tanto el amante de los
muchachos como cualquier otro, entonces sienten un maravilloso impacto de
amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos, por así
decirlo, a separarse unos de otros ni siquiera un instante.”[8]
En los “Diario de Adán y Eva”, de Twain,
donde ella piensa que para estar completa necesita de la figura masculina y el
al mismo tiempo piensa que necesita de ella para sobrevivir. Ellos necesitan
estar juntas para poder completarse. “…Era hermoso, sorprendentemente hermoso,
mágicamente hermoso pero ahora está perdido y no volveré a verlo nunca más.” “…Si
me pregunto por qué lo amo, me doy cuenta de que no lo sé, y realmente no me
importa demasiado saberlo; así supongo que esta clase de amor no es producto
del razonamiento y de las estadísticas” “…Adán: “donde quiera que ella
estuviese, allí estaba el paraíso.””[9]
En síntesis podemos decir que no solo
existe un tipo de doble, hay muchas maneras de plasmarlo en diferentes textos,
obras y relatos entre muchos otros. Eso es básicamente lo que se trató de
mostrar, como se pueden utilizar en diferentes contextos los diferentes contextos.
Bibliografía
BORGES,
Jorge Luis (1975). “Al espejo”, en su La rosa profunda.
Buenos Aires: Emecé.
CORTÁZAR,
Julio (1984) “Axolotl”, Final del juego, Sudamericana, Buenos
Aires.
CRISTOBAL,
Colón (1492) Diario de Colón. Libro de la primera navegación.
KAFKA,
Franz (1982) La metamorfosis, Buenos Aires, Orión.
PIZARNIK,
Alejandra (1962) Árbol de Diana, Buenos Aires.
PLATÓN
(1989) El banquete, Madrid, Alianza.
POE,
Edgar Allan (1977) “William Wilson”, Cuentos completos, Alianza,
Madrid.
TWAIN,
Mark (1999) Diario de Adán y Eva, Corregidor, Buenos Aires.
VANCE,
Jack (1986) El planeta de la aventura I, Barcelona, Ultramar.
WILDE,
Oscar (2004). El retrato de Dorian Gray, Anaya, Buenos Aires.
Mucho mejor, Julia. Buen trabajo.
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