jueves, 31 de mayo de 2018

Ensayo comparativo: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde con Mary Reilly


En este ensayo se comparará la focalización de la película “Mary Reilly” de Stephen Frears y la novela de Robert L. Stevenson y se analizarán los puntos de vista que aparecen en el texto y en el filme. Además podremos distinguir el paralelismo entre la novela y la película.
Al comienzo de la novela, aparece una tercera persona que asume el punto de vista del personaje de Utterson. Utiliza la focalización externa o visión desde fuera. Utterson sabe menos que el personaje, se limita a relatar lo que ve o escucha de ellos. Cuando escuchamos a Utterson nosotros, los lectores nos sentimos identificados y vamos descubriendo al mismo tiempo que él lo que sucede en la historia.
En la segunda parte de la novela podemos encontrar nuevamente la focalización externa, pero en primera persona. Lanyon cuenta toda la transformación del Dr. Jekyll y las situaciones por la que atraviesa. “…Era pequeño (…) me sentí impresionado por la espantosa expresión de su rostro, (…) pero no menos profundamente, por la extraña e indefinible incomodidad que sentía con su proximidad. Esta se parecía mucho a un incipiente escalofrió que iba acompañado por una acusada disminución de las pulsaciones”. Aquí se puede ver cómo Lanyon describe la metamorfosis del Dr. Jekyll a Mr. Hyde.
Al final de la novela podemos ver cómo cambia el narrador y la focalización pasa a ser interna o visión “con”. El Dr. Jekyll pasa a ser el narrador en primera persona protagonista. Lo que se quiere lograr con esta focalización y este punto de vista es mostrar todos los sentimientos que tiene que atravesar el Dr. Jekyll durante un momento tan clave como la cercana muerte de Hyde y su revelación hacia Utterson y “Lanyon”. “…Dentro de media hora, cuando adopte de nuevo y para siempre esa odiada personalidad, sé que permaneceré sentado, tembloroso y llorando en mi sillón, o que continuaré recorriendo de arriba abajo esta habitación (mi último refugio terrenal) escuchando todo sonido amenazador en un rapto de tensión y de miedo. ¿Morirá Hyde en el patíbulo? ¿Hallará el valor suficiente para librarse de sí mismo en el último momento? Sólo Dios lo sabe.” Solo con una focalización interna se podía lograr esto. Esta última focalización termina de mostrar la típica estructura del policial que de a poco va desentrañando el "caso”.
En la película se toma el punto de vista de Mary Reilly, que es una focalización externa, testigo involuntario de lo que le pasa a Jekyll/Hyde. Reemplaza a Utterson y a Lanyon, ya que cumple la función de ambos. Se puede ver por todo lo que atraviesa Mary y todos los sentimientos que ella tiene, en especial hacia Jekyll y Hyde.
Podemos observar en el film el paralelismo entre Mr. Hyde y el padre de Mary Reilly. Algunos de los ejemplos puede ser la forma de caminar del padre de Mary y el parecido que tiene con el andar de Hyde,  otro cuando Mary recuerda la situación de la taza, la cual sin querer había roto y por lo que su padre la castiga duramente durante su infancia, ella se hace cargo de romperla cuando en realidad quien la rompió fue Hyde.
En conclusión, podemos encontrar una gran diferencia con respecto al desenlace del texto de Stevenson y la película de Frears. En la novela, Mr. Hyde se suicida por medio a quedar encerrado en el cuerpo maligno que tenía y no poder volver a ser Jekyll nunca más. Teme y la única salida que ve es la muerte. En cambio, en la película, Mr. Hyde se suicida porque está tan enamorado de ella que teme a hacerle daño, teme que esa maldad que tiene Hyde termine con la vida de Mary: “…Te dije que ibas a terminar acabando con ambos”.


miércoles, 16 de mayo de 2018

El Doble en la Literatura


El Doble en la Literatura

Julia Nina Fazio

5to AÑO

Literatura

NES secundaria

En este informe se mostrara cómo se manifiestan los conceptos de: identidad, doble, desdoblamiento, ajenidad y otredad, en los diferentes textos literarios trabajados en clase.
En primer lugar, podemos empezar definiendo la otredad como lo absolutamente desconocido que, por lo tanto se le teme. En “El Diario de Colón”, de Colón y “El Planeta de la aventura I”, de Vance este se puede ver reflejado.
En el primer texto, se habla de cuando Colón en 1942 llego a América, un lugar totalmente desconocido para todos los españoles hasta ese entonces. La otredad se puede ver reflejada en la siguiente cita textual: “…“Yo, placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla."[1] Todas son palabras del Almirante. Se puede ver claramente el desprecio que le tiene Colón a los nativos. Se puede ver el miedo que le tienen los españoles por el hecho de no tener  rasgos ni creencias similares a ellos y es por eso que deben educarlos.
En el segundo texto, “El Planeta de la aventura I” los tripulantes de la nave no conocían el planeta y  subestimaron a él y a sus habitantes. “… el planeta era algo mayor que la tierra, rodeado por un par de pequeñas lunas de rápidas órbitas. Una estrella K2 casi típica, un planeta sin nada digno de mencionar”.[2] Otra vez la otredad se hace presente, el no conocer y menospreciar algo refleja el sentimiento por lo absolutamente otro. En ambos casos, el otro debe ser como yo: Colón los “educara” porque los considera animales, mientras que el planeta desconocido eliminará a los terrícolas antes de intentar siquiera conocerlos.
En segundo lugar, “Axolotl” de Cortázar en el que el hombre se siente completamente ajeno a sí mismo, al no saber cómo reaccionar y no reconocerse manifiesta la ajenidad: “…Sin transición, sin sorpresa, vi mi cara contra el vidrio, en vez del axolotl vi mi cara contra el vidrio, la vi fuera del acuario, la vi del otro lado del vidrio. Entonces mi cara se apartó y yo comprendí.”[3] El hombre no comprendía quién era hasta que entendió, esta situación era totalmente ajena a él.
Por su parte, en la obra “La metamorfosis”, de Kafka también se manifiesta la ajenidad ya que el protagonista descubre su nueva forma al punto de vista de no poder controlar su propio cuerpo: “…“Lo mejor que puedo hacer es dormir un poco más y olvidar esta locura”, pensó; pero le resultó imposible llevar a cabo su propósito, porque estaba habituado a dormir sobre el lado derecho, un movimiento de balanceo lo llevaba a quedar siempre de espaldas.”[4] Acá se muestra claramente el descubrimiento de lo otro en sí mismo.
Por otro lado tenemos el concepto de la duplicación, que es el doble, “el otro yo” que se puede ver muy bien reflejado en el caso de “El retrato de Dorian Grey”, de Wilde que cuenta que el protagonista, luego de ser retratado por un artista, desea tener siempre la edad que tenía en el cuadro y a medida que va pasando el tiempo el retrato empieza a envejecer por él y el sentimiento de asco lleva a que termine “matando” al cuadro, pero en realidad lo que hace es quitarse la vida a el mismo. “…y allí, en pie frente al retrato obra de Basil Hallward, con un espejo en la mano, miraba alternativamente el rostro perverso y envejecido del lienzo y la faz joven y hermosa que le sonreía desde el cristal.” “…de pronto sintió asco de su belleza, y arrojando a tierra el espejo, lo desmenuzó en añicos de cristal y plata bajo sus talones. Su belleza había sido lo que arruinara su vida”.[5]
Podemos también mencionar el poema “Al espejo”, de Borges. En este se puede ver como la idea de la repetición es molesta y el/la protagonista pregunta por qué lo copia.
“… ¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?”[6]
No es el caso del doppelgänger, que se trata de gemelos idénticos en el que no se puede reconocer la diferencia entre ambos, ya que son completamente iguales, como sucede en “William Wilson”, de Poe: “…su máscara y su capa yacían en el suelo, donde las había arrojado. Cada hebra de su ropa, cada línea de los marcados y singulares rasgos de su cara ¡eran idénticos a los míos! Era Wilson. Pero ya no se expresaba en susurros y hubiera podido imaginar que era yo.”[7]
Ya finalizando se encuentra el desdoblamiento: cuando la dualidad se manifiesta en un solo ser, cuando dos personalidades o encarnaciones coexisten en un mismo individuo. Este puede tener relación con el bien o con el mal y hasta con la mezcla hombre-animal. Este se puede observar en “El mito de andrógino”, de Platón. Un ser es separado físicamente y, como deber o meta, debe encontrar a su otra mitad. “…cuando se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, tanto el amante de los muchachos como cualquier otro, entonces sienten un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de amor, de manera que no están dispuestos, por así decirlo, a separarse unos de otros ni siquiera un instante.”[8]
En los “Diario de Adán y Eva”, de Twain, donde ella piensa que para estar completa necesita de la figura masculina y el al mismo tiempo piensa que necesita de ella para sobrevivir. Ellos necesitan estar juntas para poder completarse. “…Era hermoso, sorprendentemente hermoso, mágicamente hermoso pero ahora está perdido y no volveré a verlo nunca más.” “…Si me pregunto por qué lo amo, me doy cuenta de que no lo sé, y realmente no me importa demasiado saberlo; así supongo que esta clase de amor no es producto del razonamiento y de las estadísticas” “…Adán: “donde quiera que ella estuviese, allí estaba el paraíso.””[9]
En síntesis podemos decir que no solo existe un tipo de doble, hay muchas maneras de plasmarlo en diferentes textos, obras y relatos entre muchos otros. Eso es básicamente lo que se trató de mostrar, como se pueden utilizar en diferentes contextos los diferentes contextos.





Bibliografía
BORGES, Jorge Luis (1975). “Al espejo, en su La rosa profunda. Buenos Aires: Emecé.
CORTÁZAR, Julio (1984) “Axolotl”, Final del juego, Sudamericana, Buenos Aires.
CRISTOBAL, Colón (1492) Diario de Colón. Libro de la primera navegación.
KAFKA, Franz (1982) La metamorfosis, Buenos Aires, Orión.
PIZARNIK, Alejandra (1962) Árbol de Diana, Buenos Aires.
PLATÓN (1989) El banquete, Madrid, Alianza.
POE, Edgar Allan (1977) “William Wilson”, Cuentos completos, Alianza, Madrid.
TWAIN, Mark (1999) Diario de Adán y Eva, Corregidor, Buenos Aires.
VANCE, Jack (1986) El planeta de la aventura I, Barcelona, Ultramar.
WILDE, Oscar (2004). El retrato de Dorian Gray, Anaya, Buenos Aires.



[1] COLÓN, Cristóbal (12-10-42)
[2] VANCE, Jack (1986)
[3] ORTÁZAR, Julio (1984)

[4] KAFKA, Franz (1982)
[5] WILDE, Oscar (2004)
[6]  BORGES, Jorge Luis (1975)
[7] POE, Edgard Allan (1977)
[8] PLATÓN (1989)
[9] TWAIN, Mark (1999)